8 jul 2008

Montañas delineadas con música

Carlos Mejía Godoy y su pentagrama geográfico

END - 19:52 - 06/01/2008

Yo no había escuchado que las montañas están perfiladas por acordes, y que recortadas contra el cielo y pintadas por el mediodía, van distinguiéndose unas de otras con sus propias notas, su misterioso ritmo y un toque de melodía hasta dejarse modelar completamente por la música.

Y antes de que Carlos Mejía Godoy me revelara esos secretos de los montes y hasta de los ríos, yo había leído en la Biblia algo que aún no comprendía bien: que toda la Creación alaba a Dios. Con lo que el artista me platicó, llegué a comprender que de una montaña no sólo puede salir agua, sino que también en ella puede encontrarse algún yacimiento, emanar oxígeno boscoso y nubes, y armonía. O alabanzas.

“Yo lo que estoy tocando es lo que ya el Creador nos dio”, me aseguró Carlos, quizá sin estar muy consciente todavía de lo que ha logrado descubrir, porque me lo desenguaracó entre un montón de cosas, y aquella buena nueva apenas iba envuelta en una anécdota.

Un día, el cantautor fue al Valle de Sébaco. Mientras tomaba unas fotos a las montañas observó lo que otros hasta ahora jamás notaron: que aquel perfil geográfico eran notas musicales en estado puro.

Trazó en el aire unas líneas imaginarias del Pentagrama, y comprobó que esos lejanos montes eran, más que una hermosa composición de la naturaleza, una obra artística. Al pasarla al papel, ahí tenía la apertura de una pieza que de veras suena muy agradable al oído.

De aquellos picos, cerros elevados, de aquellas pendientes, se desprendía una cadencia que esperó milenios para ser tocada con el acordeón. “Ahí nace la canción”, dice, al sonar las primeras notas, comprobando su hallazgo que le da para arreglar una melodía hasta ahora jamás sonada ni soñada.

El Grandioso Compositor
“Es una introducción de música aleatoria, leyendo el perfil de la montaña”, define el somoteño, al enseñar el papel como evidencia de que nuestro territorio es obra de un Grandioso Compositor, y que él sólo lee lo que este artista escribió con cerros, montañas, quebradas…
Desde los arrozales, Carlos --a quien ahora veo como un profeta musical-- observó por primera vez que la geografía nicaragüense, sobre todo esas montañas donde los hombres estallaron sus bombas y metrallas, sus odios y patriotismo, son una extraordinaria fuente de armonía. Y el creador de “Nicaragua Nicaragüita” se encarga ahora de comunicarla. De que escuchemos los sonidos de Nicaragua, que no se parecen en nada a los retumbos de cañones ni a los tableteos mortales.

“Por los arrozales, el perfil de las montañas se ve clarito, clarito”, señala Carlos. “Mañana, cuando haga una canción que se llame el ‘Valle de Sébaco’, ésta será la introducción”, adelanta, con la hoja donde ha pergeñado su descubrimiento.

“Lo que me dictan las montañas”

“Esto ya va inspirado en esta pequeña apertura que me la dictan la montañas”, ejecuta las teclas que sueltan todo el sonido azul de paz, de esas montañas que revelan su intensidad desde la lejanía.

Carlos ahora va más allá. Al conocer que nuestro país es un despliegue de arte, ha comprobado que hay música en los valles y que hasta los ríos son capaces de darnos un inolvidable concierto que podría perderse para siempre, porque los hombres en vez de llevar un acordeón en el pecho, van con una motosierra o con un hacha sobre el hombro.

Música de los ríos
“Los ríos tienen su propia música”, me dice, y silba y canta, y su inseparable instrumento asiente las palabras del artista.

Ahora quiero hacer lo mismo con Amerrisque, revela. “Me subo a Palo Solo, y voy leyendo, y mirá, es un toque como de son suave de toros, porque no es una montaña larga, hay un cerrito por ahí que parece jiba de toro, no es una loma”.

El acordeón asume el Amerrisque con ese aire de Chontales cantado por Carlos A. Bravo y Guillermo Rotshchuh Tablada. Al escuchar los sonidos, se escucha un ritmo más dinámico.

Intrigado --o asombrado más bien-- le pregunto a Carlos: ¿Y las montañas de Nicaragua no desafinan?
El cantor suena su risa segoviana. “Es interesante, esto equivale más que todo… (y va repasando con su memoria algún origen, algo que pueda describir el canto escondido de nuestra rica geografía)… lo más parecido es la música gregoriana, de la Edad Media. No tenía medida. Y no lleva el solfeo, que es a partir del Renacimiento; antes, era libre, sin compases”.

¿Nuestras montañas son rítmicas?, pregunto todavía sin poder aquilatar en toda su dimensión, que los 130 mil kilómetros cuadrados que hasta hace poco sólo cabían en partes de guerras y conflictos peligrosos en las agencias noticiosas, puede relatarse desde un pentagrama.

“Sí, tienen su propio ritmo: los cerros de Somoto, El Picudo, aquí el otro, luego la gran montaña azul, todo es música, y recrearlo es todo un desafío musical”.


Dios le puso música a nuestras montañas
¿Cuándo empezaste a descubrirlo?
Esto lo descubrí hace como un año, por el Valle de Sébaco. Cuando vi las montañas me dije: ¿Qué pasaría si trato de sacarle música al perfil de las montañas? Y de ahí partió la idea. Ahora quiero desarrollarla.

¿Dios le puso música a la montaña?
Por supuesto, lo que yo estoy haciendo es lo que el Creador me dio.

Carlos oyó cantar al Salto de La Estanzuela. “Es el agua que baja, pero en esa caída puede haber pequeños sesgos; el agua no cae vertical, hay espumas, como el curso de los ríos no es algo recto. Esa es la música del río, es otro tipo de música.

Se puede ir copiando a la naturaleza, asegura.

El compositor agradece al autor del libro “Nicaragua teatro de lo grandioso”, del finado Carlos A. Bravo, porque le ayudó a entender el lenguaje musical de nuestra geografía. “Él te habla de los pájaros, se distrae y ve el guanacaste, lo admira como un coloso, un gigante con las ramas, y luego vuelve con un pájaro. Es como una cámara de video”.

Comentarios de lectores al blog de Gioconda Belli con respecto a la situacion de CMG

Carteo de mil historias

Canciones de Mejía Godoy levantan hasta lo inédito

Juan Ramón Huerta
END - 20:22 - 24/06/2008

Todo comenzó el sábado 14 de junio, cuando aún Dora María Téllez estaba en huelga de hambre, que Carlos Mejía Godoy envió una carta a Rosario Murillo pidiéndole no utilizar su música en los actos oficiales del gobierno. Sandinistas y no sandinistas esperaron una erupción epistolar de la Primera Dama, pero no ocurrió. Respondió a la semana siguiente, pero con una carta del año 2005 y en Luna Nueva.

Desde ese día, los carteos no han cesado. La tercia entre Carlos Mejía Godoy y el gobierno ha permitido conocer etapas inéditas de la historia de la Revolución, particularmente en el origen de las canciones de los Mejía Godoy y una que otra memoria ha saltado en añicos.

Una semana después, dos generaciones han cruzado cartas por la misma causa.

El 19 de junio, Germán Pomares Herrera, hijo del legendario Germán Pomares Ordóñez, “El Danto”, hijo adoptivo de Tomás Borge, le escribe a Carlos Mejía Godoy que “escuchó decir de la prohibición de usar su música en las tarimas enfloradas, como si esas tarimas representan a dos personas (...) ni a nosotros, ese 38% que dicen somos una manada de borregos, iletrados, de cerebros lavados, incapaces de dar un paso sin autorización”.

Y agrega: “Sus canciones eran --porque usted ha querido que así ya no sea-- la música con la cual recordábamos a mi madre, a mis tíos, Carlos, Dionisio y Ronald, muertos antes de sus 24 años por la libertad de ésta nuestra patria, era nuestra manera de rezarles, porque la iglesia les negó unas palabras por guerrilleros y comunistas (...).

“Ya no es mi Julia la traicionada por su mejor amigo, entregada a la guardia y al fusilamiento. Ya no es mi Carlos amarrado con alambre de púas y arrastrado por el pueblo con los perros siguiendo el jeep para atrapar en el aire los pedazos de carne”.

Y finaliza: “Mis muertos Carlos Mejía, por un asunto de derechos de autor, le pertenecen. Nosotros cargamos esa ausencia, en mitad de la noche esperamos sus recuerdos agigantados. Usted cobrará por nuestro dolor”.


Augusto Mejía responde a Pomares
Días después, el hijo de Carlos Mejía Godoy, Augusto Mejía le escribe a Pomares Herrera y comienza recordándole: “Soy Augusto Mejía, amigo tuyo desde niño.

Jugué fútbol con vos, muchísimo antes de entender por qué había muerto tanta gente en eso que llamaban “la guerra”, por qué tantos jóvenes entregaron su vida sin dudarlo (...).

“Hoy, te tengo enfrente, y te veo a los ojos con una mirada que dista mucho de ser aquella de ojos chispeantes (...). Sobre tu hombro reposa la mano de tu padre: el insigne comandante sandinista Tomás Borge. Y sobre mi hombro podés claramente ver la mano de mi padre: el humilde cantautor Carlos Mejía Godoy.

“A mi mano llegó tu carta, donde claramente mostrás sentirte desdichado, una carta donde asumís con dolor, como quien elige cargar sobre su espalda una cruz invisible, la ausencia de todos Tus Muertos, que según tus palabras, mi padre quiere llevarse consigo, de la mano de su música (...).

“Pues te lo voy a contar. Mi padre parió todas esas canciones, porque él soñaba con un país donde no fuese una familia quien decidiera quién tiene derecho a vivir y quién no (...). Mi padre engendró todo ese canto, porque él creía que no era correcto que se tildara de criminales a aquellos que pensaran diferente. Todo eso lo llevó a componer todas esas canciones, que hoy día la dirigencia del FSLN decidió expropiarle, como si se tratara de una parcela de tierra que le pertenece “al más fuerte” (...).

“Es confuso, Germán. Yo lo sé. Así quieren siempre tus amigos dirigentes que sea: Confuso. Oscuro. Revuelto. Vos estás triste. Pero sabés que habemos otros que estamos aún mucho más tristes.

“Vos sentís que Tus Muertos se te escapan de las manos. ¡Ahora imaginate! Yo más bien veo cómo Tus Muertos vienen al borde de mi cama, todos las noches, a pedir piedad, a rogarme que rece por ellos. Vienen, se arrodillan y me suplican que encare, sin temores y sin reparos, a la Maquinaria de Odio en que se ha convertido la alta dirigencia del FSLN (...).

Augusto termina: “Mi padre jamás hizo canciones para el festejo y el entretenimiento de sectas partidarias, ni para la danza de traficantes de populismo, ni para el contrabando de politiquería y mentiras...”.


Borge y Tijerino cruzan palabras
En otro escenario, dos exponentes de la generación que conoció y participó en la lucha contra la dictadura, Tomás Borge y Edgard Tijerino, también se cartearon. Edgard Tijerino no le niega el respeto a Borge, pero le escribe: “El sufrimiento a que fue sometido, el ser fundador del Frente cuando brillaba la pureza y el patriotismo, su entrega a la lucha con el corazón inflamado, no pueden ser borrados, pero tampoco su actual complicidad con el actual danielismo, colocado sobre el tapete una vez más con su posición en el caso de Carlos Mejía Godoy. A la edad de Tomás y con su viejo historial, una renuncia al danielismo sería un acto reivindicador de engrandecimiento, digno de ser recordado por las nuevas generaciones (...)”.

Borge le responde a Tijerino que darle la espalda a Daniel Ortega es como dársela al Frente Sandinista. “Para mí la lealtad a los principios y a mis compañeros es la más elevada de las virtudes”.

Y finaliza: “Agradezco tus expresiones de respeto. Pero yo nunca faltaré al respeto a mí mismo”. Borge reitera su admiración por el talento de Carlos Mejía y por la singular capacidad periodística de Tijerino.


Ramón Mejía también
Al debate también se unió Ramón Mejía, “Perrozompopo”, quien escribe en solidaridad con sus tíos. “Hoy le quieren robar su obra a CMG y a LEMG. Mañana serán Otto de la Rocha, El Indio Pan de Rosa, Justo Santos, Rafael Gastón Pérez, El Dúo Guardabarranco, Salvador Bustos, etcétera.

“A doña Rosario, le digo: la madera con la que se hace una canción es del creador, no ajena. La madera es de quien forja, talla, pule, transforma, la eleva y la convierte al final en una obra cargada de conciencia, en una obra para todos y todas, pero que no todos somos capaces de construir.

“Don Tomás, a usted le podrá pertenecer todo, pero nunca ‘tendrá nada’ y ahora mucho menos, sepa que el tiempo lo derriba todo. ¿Será esta una ley de Morgan?”

Presidente desafina con derechos de Carlos Mejía G.

Cenidh ve al Presidente en rebeldía jurídica
Rafael Lara
END - 21:14 - 23/06/2008

“La usurpación de las melodías del cantautor Carlos Mejía Godoy viene a confirmar que el derecho más violentado en nuestro país es el de la seguridad jurídica”, expresó el doctor Bayardo Izabá, Director del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, Cenidh, ante la rebeldía gubernamental a cumplir con la Ley de Derechos de Autor.

“Al cantautor se le está violando el derecho a la seguridad jurídica al no respetársele su propiedad intelectual. Nos enteramos porque él nos comentó su caso y nos entregó copia de la carta enviada a la Presidencia, en la cual pide que se dejen de utilizar sus composiciones en los actos oficiales y políticos del gobierno, lo cual no es cumplido por el gobierno de Daniel Ortega”, expresó el jurista.


El autor contra “prepotencia oficial”

Carlos Mejía Godoy, el cantautor nicaragüense famoso por temas como “María de los Guardias”, “Quincho Barrilete”, “Nicaragua Nicaragüita”, “La tumba del guerrillero” y “Comandante Carlos Fonseca”, entre otras legalmente registradas como de su propiedad, y de las que dijo poseer la documentación correspondiente, hace diez días públicamente desautorizó la utilización de sus melodías en actos oficiales del mandatario sandinista.

El argumento del músico es que “en el contexto dramático que vive nuestro pueblo…, no puedo permitir que las canciones, inspiradas precisamente en el sacrificio e inmolación de miles de hermanos nicaragüenses, sirvan de fondo musical para continuar la tragicomedia más vergonzosa de los últimos años”.

Mejía, por el momento, ha decidido no realizar más comentarios, pues está en consulta con asesores legales, y al momento de actuar hará las declaraciones correspondientes. De lo que sí está seguro es que dará batalla por el respeto a los derechos de su obra mancillada con “la prepotencia del presidente Ortega”, quien bajo advertencia no deja de utilizar la música de Mejía en actos políticos.

“El señor Godoy está en todo su derecho a recurrir a las organizaciones nacionales e internacionales que establecen los mecanismos de control de propiedad intelectual. Esperamos que se encuentre con una debida administración de la justicia para garantizarle sus derechos en Nicaragua”, expresó el director del Cenidh.


Gobierno debe dar el ejemplo
Izabá considera que si bien varias de las composiciones de Carlos Mejía Godoy son inspiradas en la lucha de insurrección liderada por el Frente Sadinista, desde el punto de vista legal nadie puede desconocer que la obra final es propiedad de quien, con su experiencia, utilizó sus habilidades musicales y artísticas para dar fondo y forma a su creación.

“Creo que el gobierno debería resolver este conflicto de manera amistosa, porque hacer uso de una obra sin permiso del autor --principalmente cuando el autor lo advierte--, es violentar la Ley, y es muy negativo que venga de un presidente, dejando un muy mal ejemplo al incumplir la Ley”, señaló Izabá.

Una pregunta al Comandante Borge: ¿La revolución estuvo a la altura del canto de Carlos?

Edwin Sánchez
14:18 - 08/07/2008

Comandante Borge:

Todavía nadie se imagina al sandinismo sin el mejor audio que revolución alguna haya gozado en el mundo. ¿Acaso sería la misma película de “Los 10 Mandamientos” sin la musicalización de Elmer Bernstein? ¿O se atrevería usted a ver “El Bueno, el Malo y el Feo”, sin una de las mejores bandas sonoras de todos los tiempos, compuesta por Ennio Morricone?

Semejantes producciones de Cecil B. de Mille y de Sergio Leone, estuvieron a la altura de sus compositores. ¿Pero, estimado Comandante Borge, estuvo la revolución sandinista, a la altura de los cantos de Carlos Mejía Godoy?

Dirá alguien, una cosa es rodar una película, y otra componer una revolución. Sin embargo, la primera es una colosal producción de imágenes y, al menos, lo que vivimos acá, también fue la imagen de una pendiente revolución verdadera. Y los nicaragüenses somos devotos de las imágenes. No nos movemos hacia ningún lado, si no es a punta de una imagen. No nos mueve el concepto. Dependemos de la representación visual y por supuesto, sonora. En todo caso, nos moviliza el baile, la danza, la música. Quítele usted los himnos de Vega Matus a La Purísima, y la Gritería terminará convirtiéndose en el más terrible de los silencios mundanos. ¿Quién es capaz de entrar a una barrera sin chicheros?

El pueblo creyó en las imágenes creadas que corrían por su propia cuenta y otros a su vez fueron estimulados por la lucha casi solitaria contra Somoza, como aquel cipotillo que decía: “mañana quiero ser guerrillero”.

Las grandes movilizaciones, así nos entrenaron, son siempre detrás de un santo patrono. Ah, y por supuesto, con montados en cualquier cosa, el caballo es lo de menos. Y el Siglo XIX y el XX fue detrás de los patrones que armaban a sus mozos para que murieran por ellos en la manigua.

La banda sonora de aquel inmenso sueño colectivo la compuso Carlos Mejía Godoy, todavía cuando --- verso de usted, comandante Borge--- “el amanecer era una tentación”. La imagen de la revolución es una extensión del canto de Carlos. Del sonido del creador. El cantautor hacía revolución, sacudía conciencias, levantaba a los nicaragüenses de su acomodamiento al sistema administrado por los Somoza.

El imaginario colectivo se constituye, dicen los entendidos, a partir de discursos, prácticas sociales y también de valores. Discurso cantado, letra social en “Terencio Acahualinca” y “Panchito Escombros”, admiración valiente al “hombre arrecho llamado Sandino” en “María de Los Guardias”; nuevos valores que empezaban a cambiar a la sociedad: el melódico discurso contra un régimen desafinado. La canción patriótica contra los demonios del ruido: era la rítmica labor de un subversivo cenzontle. La música de Carlos, a pesar de su magistral arquitectura, no contó, perdone usted el atrevimiento, con los mejores bailarines en el escenario de la historia

Leí que Carlos se aprovechó de los mártires, que sin la sangre de ellos, sin la inspiración que provocaba el FSLN, él no hubiese producido su excelsa obra. Pero Carlos mismo pudo haber sido también un mártir. Sus canciones no las hizo en Acapulco ni en Cancún. Hasta donde sé, trasladó y fue conductor de Eduardo Contreras, llevó armas. Le dio contenido a las expresiones culturales en función de provocar rebeldías. Dio la cara por el cambio que profetizaban sus acordes y en más de alguna ocasión escapó de los sicarios.

En nuestro imaginario, toda honra es para los muertos. Deberíamos abandonar esa cultura necrofílica. Hay héroes que andan entre nosotros, cuyo gran pecado fue haber quedado vivos después del 19 de julio de hace 29 años. Eso les impide la gloria y el respeto. Y Carlos, quien también cometió “el atroz delito” de tomar la vida en serio, bien podría estar en la lista de los santos de ese imprescindible poeta y combatiente, Leonel Rugama.

La pregunta es ¿la puesta en escena de la revolución de los años 80 estuvo a la altura de las letras, arreglos y autoría de nuestro principal cantor? Me quedan las dudas. El canto de Carlos todavía da para otra revolución: una que sea hecha a imagen y semejanza de su armonía con la Nicaraguita que todos, incluyendo al mismo FSLN de usted, legendario comandante Borge, hemos cantado por adelantado.